lunes, 30 de septiembre de 2013


Vamos dedicado a todas aquellas QUE LEEN Y ESCRIBEN ...

pdta: para que se lo pasen a la persona que te agrade y te este buscando ahi les dejo ..


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Ya no…

Creía saberlo todo de ti. Todo menos tu dirección, tu teléfono y tus pensamientos que tenías al poner el primer pie al despertar ( son importantes para vos). Tampoco hablamos nunca de lo que querías conmigo ni intentamos descifrar aquello que éramos, pero que nos gustaba sentir ese sabor que tenía un algo de luna, noches, escapes y mucha complicidad, y mucho menos hablamos de promesas. Pero, qué importan esas menudencias cuando en tu mirada podía leerte como se leen los reflejos en los charcos de las aceras. Una vez, sólo una, te permitiste agarrar un viernes para hablarme de que me habías olvidado de que el pasado paso, cuando sabías que mi corazón habitabas. Debí pillarte lleno de sinceridad y olvido andando con chorros de ron como combustible de tus palabras. Incluso recuerdo que nos robamos un beso en el andén de la calle al soul de “stand by me” antes que parar el bus y yo, al subir a él te vi atreves de la ventana del autobús buscando en la lejanía algún indicio de tu sombra, cometí el error de darte otra oportunidad. Esa noche, el mundo, me daba a mí la última ..


Después de eso, cambié el olor de hospital de mi alcoba por el del café recién hecho. Y a comenzar a hacerle caso a esas palabras que me dijiste a aprender a madurar y a afrontar que ya te habías marchado, limpie mis lágrimas con hojas de papel y mariposas de mil colores, ahora ya no tatúo mi piel contando los días que faltan para verte, ya no soy una alumna destacada en el curso de estupidez de la vida. Ahora me siento libre, ligera y esperando el día a día asumiendo lo que traiga cada uno de ellos con o sin ti. Madrugo o trasnocho para estirar el día en lugar de bebérmelo para acortarlo. Escribo historias en las servilletas, en trozos de hojas, en libretas hasta en mis manos y en el reverso de las cartas que jamás llegaste a enviarme o a escribir, cosas que tal vez jamás tuviste la valentía de decirme, empezare a caminar por la calle sin miedo a encontrarte y perderme, que tal vez tendrás con los nuevos cariños y gustos que hoy te reinventas y que me dijiste tener.


Y ahora me tomo un tiempo apoyada en la pared de mi terraza donde me fumo uno o dos cigarros para pensarte, y me permito unos minutos de nostalgia. Solo a veces abro una botella y me tomo un trago de ti para buscar el reflejo de mis ojos en tus gafas bajo la mirada de una luna enorme y de un enternecedor frio, y siempre, recuerdo aquellas sonrisas, momentos, besos y esas pequeñas cosas que me hacen que aun quiera aventarme a ti y tener otra oportunidad a tu lado. Solo que mi la vida no va a darme más… Ya no.